Una noche especial, la del 6 de abril de 2014, en la que todo encaja para que los intérpretes den lo mejor de sí mismos arropados por un público entregado, abierto al nuevo estilo del grupo. Nuevo estilo de Café Quijano que en realidad es un regreso a sus inicios; por ello el título de la nueva serie de discos de los Quijano: "Orígenes: El Bolero". Ya van por el segundo volumen. Y es el que han presentado en La Nucía como primer concierto en la Comunidad Valenciana de su gira nacional.
Con las entradas agotadas, Café Quijano ha brillado en
Auditori de la Mediterrània con los nuevos boleros escritos por Manuel Quijano, el hermano mayor del
grupo que además demuestra una gran facilidad para hacer reír entre canción y
canción con anécdotas variadas e incluso interpretaciones existenciales sobre
el "drama" del amor y el desamor. Narraciones que haciendo reír hacen
pensar y es la baza con la que juega la voz cantante del grupo para ir calando
hasta lo más hondo de la audiencia, ahí donde se mueven los sentimientos.
Es una seducción que se inicia con el saludo inicial y la primera canción, el bolero "El que siempre fui" , que sigue gota a gota, tema a tema, hasta poner rendido a sus pies al público que acaba aplaudiendo, ovacionando y pidiendo más canciones. Y dieron más, cuando tras dos horas de concierto y tras despedirse, reclamados por el público, ofrecieron cinco temas más. Es algo que forma parte del juego de la seducción del mundo del pop, al que de algún modo siguen perteneciendo pese a entrar, con voz propia y digna de aplauso, en el mundo del bolero.
Café Quijano triunfa en los escenarios, con una gira exitosa
en tiempos difíciles, sin necesidad de acudir a los clásicos del estilo, ni
entonar "Reloj no marques las
horas" de "El reloj"
ni "Perfidia", "Sin
ti", ni "Quiéreme
mucho". Ningún bolero clásico es recordado. Es más, con la creatividad
de Manuel Quijano van creando estilo propio con temas propios ya populares como
"Robarle
tiempo al tiempo" con el que han cerrado dos horas y media de
actuación ante 600 personas puestas en pie aplaudiendo en Auditori de la
Mediterrània.
Un aplauso que se ha hecho más intenso en varios momentos de
la noche, en los que de forma calculada y en tres pinceladas, se volvió a la
etapa que proporciona a Café Quijano, cuatro premios Grammy, la etapa de los
éxitos en las listas de ventas y en las radio fórmulas. El primer bombón del
pasado, lejos de los actuales boleros, ha sido "No tienes corazón",
de aquella colaboración con Joaquín Sabina
con un toque canalla arrastrado, y hasta gracioso, en toda la canción.
Uno de los temas más aplaudidos en esta actuación de La Nucía.
El segundo vistazo al gran pasado de Café Quijano llega con "La
Lola" y aquí llega la participación de Román Rodríguez, antiguo miembro del grupo y director, desde su
creación, de la Escuela de Música Moderna de La Nucía con sede en este
auditorio.
En dos temas más vuelve a aparecer Román Rodríguez, en otro
gran éxito de la etapa anterior de Café Quijano que quedó cerrada de forma
abrupta a finales de 2004: "La taberna del buda" y
finalmente con su saxo, Rodríguez toca "En mis besos" con los
Quijano, uno de los boleros anteriores, antes de la fama proporcionada por la
etapa rockera.
Muy aplaudida la colaboración de Román Rodríguez, cada vez
que ha salido al escenario brillando como un gran saxofonista -siendo un autor
de probada consistencia como se aprecia en su nuevo disco, presentado en este
escenario hace unos meses, "Sax
Spain".
Y sabe a poco, pese a durar dos horas y media. Un concierto
titulado "Orígenes: El Bolero. Volumen 2" en el que se da una
conexión especial entre Café Quijano y el público, que acaba seducido, notando
como breve lo que no lo es.
Los tres hermanos intérpretes no están solos. Además de las
guitarras de Manuel y Raúl -el pequeño de los Quijano-, Óscar con un contrabajo
eléctrico, y sus voces, la solista de Manuel y los coros de Óscar y Raúl hay
alguien más. Bastaría con los tres pero cojearía. Llega, entonces, la pata que
calza la mesa con dos grandes músicos que dan el sostén del ritmo, Luis Dulzaides, gran percusionista,
efectivo, sin ser efectista y, la bruma melancólica y romántica que requiere el
bolero, gracias a un chelo en manos de Pelayo
Tahoces, gran intérprete de León, la ciudad de los Quijano.
Se han reinventado, algo tan difícil en los tiempos actuales
y más viniendo del pop triunfantes, y lo hacen sin halagarse a sí mismos, con
la complicidad que requiere triunfar de nuevo, sin estancarse, ofreciendo algo
que sea por lo menos digno de escuchar en cualquier momento y más si es tan
seductor que deja a todos con una sonrisa embelesada creyendo que dos horas y
media no son nada y que tendrían que haber cantado y tocado más canciones.
Son los Quijano que han vuelto para quedarse un poco más.
Francesc Sempere
Director
Auditori i Centre Cultural de la Mediterrània
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